Después de un tiempo lejos de vosotros,
vuelvo, pero esta vez no para compartir las sonrisas, ni experiencias que dejen
un recuerdo feliz; no todo es de color de rosa y a los malos momentos hay que
mirarlos a los ojos y saber afrontarlos con más o menos lágrimas.
Este blog lo inicie con un
propósito y es compartir con vosotros “cosas”, suena genérico, lo sé pero esa lista la encabezan las
experiencias, alegres o tristes, consejos más o menos prácticos y de diferentes
tipos; entre otras muchas cosas evidentes o no, dentro del tipo de blog que
escribo.
Hoy el sueño me lo quita una
noticia que no es por sentirla más cercana (que también es el caso) pero es más
por el colectivo al que afecta, que son los niños y eso la hace más triste aun.
Algunas personas saben que además
de dedicarme a la fotografía , tengo otros perfiles profesionales y entre ellos
“coordinador y monitor de actividades infantiles y juveniles” esto es un nombre,
pero implica mucha responsabilidad y estar con niños y niñas enseñándoles algo
es bonito, divertido y si lo disfrutan muy gratificante.
Pero a veces esa diversión se
puede tornar en tragedia y las cosas suceden por no darle la importancia que merecen a según qué
cosas.
Hoy martes en esta tarde de
finales de julio, llego a mis oídos la desgraciada noticia de “niño de 5 años
fallecido por ahogamiento en una piscina” en el campamento en el cual pase hace
pocos días pase medio mes trabajando… un escalofrío me recorrió el cuerpo; pero lo que más me molesta es que sé con
seguridad, que no fue imprudencia de la monitora, porque fue mi compañera de
ese medio mes trabajado y sé que es perfectamente competente; esa persona, el
drama que estará viviendo en propias carnes… tardara en pasar…
Ese niño podría estar con nosotros
seguramente, si hubiese estado presente una persona con nociones de primeros
auxilios, que su fin máximo es cuidar de la seguridad de una piscina; si, un socorrista, porque muchas veces lo que pensamos que es tan
prescindible, muchas veces no lo es tanto… y en esos momentos hay que actuar
rápido.
Lamento muchísimo que la mayoría
de los accidentes, los perjudicados o los más afectados sean los más inocentes,
frágiles y los más indefensos; los niños y que los verdaderos culpables no se
queden con el cargo en la conciencia por lo que han provocado como les correspondería.
Una vida no tiene precio y es
preferible perder unos euros en seguridad y ayuda, que tener que lamentar una
perdida así.
Precaución con los niños, no es
algo para tomarse a broma.